El aluminio, conocido elemento químico de símbolo Al, es un metal blanco plateado que ha sido objeto de controversia en los últimos años, sobre todo en el contexto de los antitranspirantes. Algunos estudios han sugerido una posible relación entre el uso de productos que contienen aluminio y el riesgo de cáncer de mama. Los antitranspirantes actúan bloqueando las glándulas sudoríparas, creando un gel que obstruye las bocas de estas glándulas. Sin embargo, basta con lavar la zona donde se aplicó el producto para eliminar este efecto. Los cosméticos suelen contener sales de aluminio o complejos de aluminio-circonio, como cloruro de aluminio, clorhidrato de aluminio o sesquiclorhidrato de aluminio. El perfil toxicológico de estas sustancias está muy estudiado y muchas instituciones vigilan continuamente sus efectos. W El Comité Científico de Seguridad de los Consumidores de 2019 emitió un dictamen que no confirmaba los efectos nocivos para la salud de los antitranspirantes que contienen aluminio, incluido el riesgo de cáncer de mama o enfermedad de Alzheimer. Los mitos sobre los efectos negativos del aluminio en los cosméticos se deben principalmente a la interpretación errónea de estudios científicos que descubrieron un aumento de las concentraciones de este elemento en el tejido nervioso de personas con enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, no se ha demostrado la penetración del aluminio a través de la piel, y la principal fuente de suministro de aluminio al cuerpo humano es la dieta y el agua consumida. Las concentraciones más elevadas de aluminio en el tejido nervioso pueden ser un resultado de la propia enfermedad, más que una causa de la misma.